Lo malo de escribir un domingo a la hora de la siesta es que te equivocas de botón y en lugar de publicar, borras esa idea tan brillante que se te había ocurrido. Voy a intentar recuperarla, aunque claro ahora me parecerá que nunca llega al nivel de la idea "desaparecida"
¿Puede un árbol desear parecerse a otro?
Los dos troncos viejos en los que hace meses que no crece una hoja verde, se dejaron caer uno sobre otro con calma, casi con cariño. Esa noche los dos soñaron que eran un chopo, como el que crece frente a ellos y que el viento acariciaba sus hojas de izquierda a derecha.
¡Precioso!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado
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