Pero tenemos que distinguir entre dos tipos de juguetes perdidos, los que se pierden de verdad, y los que son víctimas de una limpieza a fondo.
Todas las casas familiares pasan por un momento de limpieza en el que se tiran esos objetos de años (e incluso siglos) anteriores. Hay lugares como: el dormitorio en la casa del pueblo, o en el apartamento de la playa o el de casa de tus padres, que conservan la estética de otro tiempo: entras y te sientes abducida por el pasado, con todos esos recuerdos envolviéndote.
Ésa es la visión romántica, pasa sobre todo cuando se trata de tu habitación, pero cuando entras en la de otra persona y si encima es mayor que tú, suele ocurrir que hay algun muñeco que te da mal rollo: como las muñecas de porcelana, o esos muñecos de goma que suelen tener el pelo como si pertenecieran a un grupo de rock moderno y van desnudos y retorcidos por la vida. Aparte de estos tipos, existe otro: los muñecos de fieltro, como el de la foto.
Para mí éste forma parte de los que dan mal rollo, de hecho mirándolo bien creo que me recuerda a las muñecas hinchables por ese gesto en los labios y esa semi apertura de los brazos...¡Ya está! Seguro que el inventor de las muñecas hinchables perdió un muñeco como éste en la infancia, siempre soñó con recuperarlo y como no pudo, buscó una excusa para seguir disfrutando de un muñeco igual fuera de sus primeros años...
Creo que ya te enseñé una foto de un caballo de montar aparcado en mitad del Retiro. No tengo claro que niño no se puede dar cuenta que ha perdido un juguete de un metro por dos.... quizás simplemente se escapó de su establo de peluche.
ResponderEliminarPues no recuerdo haber visto la foto...pero la imagen que dices es genial. Solo se me ocurre que fuera el caballo de un poli de peluche!!!!
ResponderEliminarNo seréis Yon y tú dos muñecos de peluche??
ResponderEliminarTenéis toda la pinta y además habláis como ellos...
Lagarto, lagarto.s
Con el calor que tengo ahora mismo...estoy empezando a sospechar que efectivamente, soy de peluche.
ResponderEliminarBesos Helen Ford
Si claro que si...y su antiguo muñeco de fieltro también se debía llamar "Big Joe" ;D
ResponderEliminarMuy chulo el post Mar, como siempre.
Gracias Sergio, sí lo de big Joe
ResponderEliminarA veces pienso que son los propios juguetes los que prefieren perderse. Salen por ahí, ven mundo y no regresan jamás a casa.
ResponderEliminarMe gusta tu reflexión sobre las muñecas hinchables, Mar. Bss
Puede que tengas razón Amparo, ellos son los que buscan nuevos dueños...me recuerda un poco a Toy story.
ResponderEliminarBesos
Muñecos perdidos en la calle..., me haces pensar y recuerdo la fila de los desempleaos, auténticos muñecos. Pero dejemos esos. Efectivamente, da pena ver un muñeco indigente. Recuerdo como la tv en el tsumani de Japón (y en otras ocasiones), basta con mostrar un muñeco entre los detritos para rompernos el corazón. Ahí está el muñeco, pero ¿dónde está el niño?
ResponderEliminarCierto esa abducción que sufrimos al volver al útero. O ese mal rollo de las porcelanas (influencia de las pelis). Lo del inventor de la muñeca hinchable puede que tengas razón, pero verás es que no conozca a ninguna, aparte del Michelin
Por último Mar alguien me dijo que la literatura es aquél texto que conmueve, que hace pensar... y mira que me hacen pensar tus post.
Un muñeco abandonado en la calle es una historia de amor terminada.
besos
Ximens
Ximens gracias por tu comentario. Es verdad lo que cuentas de las catástrofes naturales...algo muy malo ha tenido que pasar para que un niño suelte su muñeco preferido.
ResponderEliminarMe gusta conmoverte...y llevarte a que me conmuevas tú con tus comentarios ;)
besos