El infante movió el alfil justo en el momento en que el enviado atravesaba el puente levadizo.
-¡Jaque mate!
Mientras pronunciaba la sentencia se encontró con la sonrisa de su padre.
El rey le acarició la cabeza y dejó caer la ficha sobre el tablero.
-¡Juegas muy bien!
El enviado atravesó el patio sin que nadie reparara en él.
-Vayamos a la torre ¡quiero ver el atardecer!
No supo negarse, estaba fascinado con lo rápido que crecía. Subieron solos, deseosos de prolongar ese momento.
-¡Desde aquí las personas parecen figuras de ajedrez!
-Pero no lo son, algún día gobernarás sobre ellos.
El enviado estaba ya muy cerca, tanto, que desde lejos podía distinguirse una pequeña sombra casi a la altura del rey.
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Pues sí, me gustó. Entra dentro de los micros en lo que lo importante no se cuenta, debe deducirlo el lector. El título y las pistas que has dejado son las adecuadas y suficientes para mí.
ResponderEliminarGracias Ximens, viniendo de ti me lo tomo como un súper cumplido.
EliminarBesos
Mar